Arising from her ongoing research on color and rhythm, Monika Bravo’s new works place us in an abyss pulsing with vibrating waves of energy, where readability and meaning remain elusive. After Bergson’s understanding of time and his concept of duration --which differentiates between the time that we measure in intervals and the time of our experience--Bravo aims for an interconnected sense of unity between space and time through an understanding of our mind´s cognitive structure, which gives to formless reality both shape and meaning. Thus, the visual layers and cycles that dwell between those states of abstraction and their corresponding materiality are what Bravo´s work reveals to us and what we are supposed to experience through it.
Throughout her new installation, in the form of a mosaic of ideas, Bravo shows the gathering and editing of images through stitching, weaving, and compositing. Bravo also uses color to create a material contrast, a physical experience grounded in the circular duration of time in the piece. In the center of five monitors, three projectors, and sound, the viewer undergoes a hyper- rhythmic sensorial stimulation. In this activated state, on the one hand, Bravo is superimposing layers on LCD screens to help us enter into a new cognizance, where perception is mediated between what is real and what is virtual. On the other hand, another set of projections will be countering that experience: bursts of patterns of tiles, masked with Google image captures of Earth, will pulsate around the room as the silent beat of an imaginary musical score.
For Bravo, the skin --our skin-- is what translates these sensorial forms. For her, the body is the site where form and content develop an exchange, a dialogue, and where a balance between them is struck. Following this conceptual frame, the one who knows and understands the surface is the one who can experience the depths and the void. As Paul Valéry used to say, “the skin is the deepest thing there is.” But, at the same time, inspired by the mechanical and hallucinatory vision of a possible future where robots would see the world as a pixelated blur, Bravo uses technology to assemble a composite of pieces and particles--an animated puzzle of multiple and cracked realities--that allows the viewer to descend into a place where other possibilities --parallel realities and discoveries--exist.
Recently granted a commission by the MTA Arts & Design, Bravo has also begun to work with mosaics. After working many years with animations, projections, and installations, Bravo is now oscillating between ancient and contemporary technologies, between the eternal image on a wall and the fleeting projection on the screen, where a conversation of particles emerges between tesserae and pixels. Bravo is thus rewriting a new code between the two languages of weaving and mosaic-making, a code that connects together the elements of perception, illusion, time, technology, and the universal.
Octavio Zaya
TESSERAE, 2017
Comisariado por Octavio Zaya
Como resultado de su actual investigación sobre el color y el ritmo, los nuevos trabajos de Monika Bravo nos transportan a un abismo donde laten vibrantes ondas de energía, donde la legibilidad y el significado permanecen imprecisos. A partir de la visión del tiempo de Bergson y su concepto de la duración - que diferencia entre el tiempo que nosotros medimos en intervalos y el tiempo de nuestra experiencia – Bravo busca un sentido interconectado de unidad entre el espacio y el tiempo a través de la visión de la estructura cognitiva de nuestra mente, que da forma y contenido a una realidad sin forma. En consecuencia, la capas y ciclos visuales que habitan entre esos estados de abstracción y su correspondiente materialidad es lo que las obras de Bravo nos revelan y lo que se supone debemos experimentar a través de ellas.
A través de su nueva instalación, en forma de mosaico de ideas, Bravo muestra el conjunto y la edición de la imágenes a través de puntadas, tejiendo y haciendo composiciones. Además, utiliza el color para crear un contraste material y una experiencia física basados en la duración circular del tiempo en la obra. En medio de cinco monitores, tres proyectores y sonido, el espectador experimenta una estimulación sensorial hiperrítmica. En este estado activado, Bravo, por un lado, superpone capas sobre las pantallas LCD para ayudarnos a entrar en una nueva consciencia, donde la percepción está mediada entre lo que es real y lo que es virtual. Por otro lado, otro conjunto de proyecciones contrargumenta esa experiencia: múltiples diseños de teselas enmascarados con capturas de imágenes de Google de la Tierra que palpitan alrededor de la sala como el ritmo silencioso de un a partitura musical imaginaria.
Para Bravo, la piel – nuestra piel – es lo que traduce estas formas sensoriales. Para ella, el cuerpo es el lugar donde la forma y el contenido desarrollan un intercambio, un dialogo y donde se descubre un equilibrio entre estos. Siguiendo este marco conceptual, el que sabe y entiende la superficie es el que puede experimentar las profundidades y el vacío. Como Paul Valery decía “La piel es la cosa más profunda que existe”. Pero, al mismo tiempo, inspirada por la visión mecánica y alucinatoria de un posible futuro donde los robots verían el mundo como un borrón pixelado, Bravo utiliza la tecnología para ensamblar un conjunto de piezas y partículas - un puzzle animado de realidades fragmentadas múltiples – que permiten al espectador descender a un lugar donde existen otras posibilidades; realidades paralelas y descubrimientos.
Tras haber conseguido recientemente un encargo del MTA Art & Design, Bravo ha empezado también a trabajar con mosaicos. Después de haber trabajado durante muchos años con la animación, las proyecciones y las instalaciones, Bravo oscila ahora entre las tecnologías antiguas y contemporáneas, entre la imagen eterna sobre una pared y la proyección fugaz sobre una pantalla, donde una conversación de partículas emerge entre las teselas y los pixeles. Bravo está, por tanto, rescribiendo un nuevo código que aúna los elementos de la percepción, la ilusión, el tiempo, la tecnología y la universalidad.
Octavio Zaya